sábado, 11 de septiembre de 2010

Es extraño cómo extrañas

Recuerdo bien lo que era echar de menos a alguien. Cuando eso pasaba, así tenga que darme el trote de ir a los extremos de Lima, luego estudiar y después trabajar, me daba un tiempito de 15 minutos para ver a esa persona que me apenaba su ausencia. Solo bastaba verla y escuchar su voz para que mis ojeras y mi cansancio desaparezcan por unos minutos; y para que mis deseos de estar en mi cama se transformen en unos de pasar la noche entera con ella. El comienzo y transcurso del día era un mar de sueño, pero ella tenía el poder de terminarlo lleno de alegría y gozo.


Cuando uno comienza a salir o verse con alguien y te diviertes bastante con esa persona, es lógico que la extrañes. Pero, es más lógico todavía que eso pase si se dejan de ver.

La lógica explica que si la pasas bien con alguien y esa persona te hace reír, te alegra, hace que lo quieras ver de una manera inexplicable y te hace sentir especial, sigas para adelante con él. Derrepente no a ojos cerrados, pero sí, quizás, agarrados de un dedo de la mano. Pero, algunas veces, la lógica no es tu aliada, sino es la herramienta que te ilusiona de manera muy natural. Si alguien te dice que te extraña, que te quiere ver, que le gustas, que le encantas, bla bla bla, etc., uno cae por inercia a esa piscina a medio llenar con dudas e ilusiones. Pero esta vez, no estaba llena con nada.

Con los ojos vendados con 2 pañuelos, unos lentes de sol y un casco, yo caí a ese mar de palabras. Es extraño haberlo hecho, ya que siempre uno, en estas cosas del corazón, va revestido con alguna clase de escudo que le permita no hacerse daño. Pero éste no fue el caso, esta vez fui totalmente desnudo, sin alguna clase de armadura. Así las heridas son más fáciles de hacer.

Cada persona es distinta. Cada uno tiene sus formas de pensar y de actuar, pero uno tiene que aprender a no darse casi por completo y a no hacerse tanto mar de ilusión por alguien. Siempre hay que guardar cierta distancia y cierto recelo. En ese momento me di cuenta de eso, en ese momento lo aprendí. Felizmente no llegó a las ligas mayores esta “relación”, porque si así hubiese sido para que luego la otra persona se rinda como cuando juegas un videojuego y pierdes a la 1era, hubiese sido desastroso. Y el desastre duele cuando uno está desnudo.
Me extrañó tu manera de extrañar, porque yo hubiese atravesado todo Lima como alguna vez lo hice por alguien; porque si lo hubieses hecho de verdad, siquiera un minuto de tu chica y apretada agenda hubiese sido para mí; porque me di cuenta que algunas veces las palabras pueden estar llenas de vacío, así como la piscina a la que alguna vez me tiré.

1 comentario:

  1. Increíble, me encanto. Es cierto a veces nosotros damos tanto por una ilusión, sin recibir nada y aún así seguimos dando. En verdad que linda entrada.

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